En el término de Escacena del Campo existen numerosas pruebas de su antigüedad. Hay restos arqueológicos que remontan a mucho antes de la ocupación romana, plena Edad del Bronce.
Los turdetanos, los fenicios, los cartagineses y, finalmente, los romanos poblaron sus alrededores. Pero no se puede hablar de Escacena del Campo sin referirnos a los asentamientos de las dos Tejadas.
Tejada la Vieja fue fundada por los tartessos. Los poblados que predominaban en esta época eran los pequeños asentamientos dispersos formados por cabañas y dedicadas básicamente a actividades agropecuarias. Sin embargo, la intensa actividad metalúrgica que se desarrolla en esta zona y el comercio que genera, desembocan, en el S.VIII a.C., en la construcción de una importante ciudad que se convierte en centro comercial y de distribución de mercancías desde las zonas mineras. Tejada la Vieja, emplazada sobre un cerro, dominaba el acceso desde la costa a una importante zona metalúrgica centrada en la obtención, manipulación y comercialización de la plata, el cobre y el plomo. Algunos de estos yacimientos han permanecido hasta nuestros días, como las Minas de Río Tinto y Aznalcóllar. Desde Tejada la Vieja se transportaba el mineral hasta el río Guadiamar, entonces navegable, y de allí, hasta la costa.
Las dimensiones del recinto amurallado así como la existencia de la propia muralla nos indican la importancia de este enclave, que alcanza su máximo esplendor gracias a los contactos comerciales y culturales con pueblos orientales venidos desde el mar, fundamentalmente los fenicios.
El mayor auge se detecta durante los siglos VII-VI a. c. de cuya época aparecen piezas de cerámicas a torno de origen fenicio, que contrasta con la cerámica bruñida que fabricaban los habitantes indígenas. Debido a este desarrollo económico, el asentamiento llega a convertirse en ciudad organizada. En la segunda mitad del S.VI a. c., sufre una crisis económica y sus habitantes abandonan la ciudad para irse a sitios más favorables como Tejada la Nueva.
Tejada la Nueva cobra importancia durante la dominación romana tras la crisis económica de Tejada la Vieja, convirtiéndose en el siglo II a. c. en una de las ciudades más importantes del bajo Guadalquivir bajo el nombre del Ituci. Todavía hoy se conservan los cimientos de los torreones de la muralla. Como muestra de la importancia que tuvo, se puede destacar la acuñación de varias monedas distintas.
Cuenta la leyenda, aunque este hecho no está contrastado históricamente, que en el lugar que hoy ocupa Tejada la Nueva nació la emperatriz Pompeya Plotina, que adquirió este título al contraer matrimonio con el emperador Trajano. Así, el nombre de Escacena vendría del término latino scatius, que haría alusión a una de las villas que existía en esta zona.
Tras el paso de los romanos, ya bajo el dominio visigodo, entramos en un periodo de decadencia para esta comarca. No entrará en otro periodo de esplendor hasta la ocupación musulmana, hacia el año 713, conociéndose ahora con el nombre de Talhyata. En el siglo VII, las murallas se reconstruyen y amplían casi al doble la extensión original. Se construyen molinos hidráulicos y se fundan las huertas de Tejada, que todavía se cultivan en la actualidad.
En 1253, el campo de Tejada cae en manos de los cristianos pasando a depender de la ciudad de Sevilla. De este periodo hay constancia de una batalla en la que fueron derrotados los musulmanes. Se cifran en 20000 los combatientes muertos y hechos cautivos. El lugar donde se desarrolló esta batalla se conoce como “Cerro de la Matanza”.
Tras la reconquista, la población de Tejada empieza a trasladarse hacia los pueblos de los alrededores debido a las enfermedades que causaban las aguas pantanosas propias del lugar en que se había levantado la primitiva ciudad. A partir de este momento, la población de Escacena queda ubicada en su emplazamiento definitivo.
Hasta el siglo XIX pertenece a Sevilla, pero en 1833 se crea la provincia de Huelva y Escacena pasa a depender de ella. En 1860 se producen nuevas modificaciones en los límites municipales, que benefician a Escacena al incorporar tierras de Andévalo a costa de su vecina Berrocal.